sábado, 9 de julio de 2016

Aprended a evaluaros en serio

Mi amigo Paco sufrió muchos de los mediocres entrenadores deportivos que trataban de superar sus frustraciones volcando unos niveles de exigencia despedazadores sobre sus chavales. Una dinámica semejante a la reconocible en otros espacios laborales, educativos... conservando un rasgo en común por encima de la diversidad de sus campos: la mediocridad.

Por esta razón ha tratado de ofrecer otras claves interpretativas en la tarea que él lleva ahora a cabo como entrenador de cadetes en fútbol. Les premia en función del cansancio acumulado tras un partido. Con independencia del resultado obtenido, valora el sacrificio, la entrega y la pasión depositadas porque hay que aprender a evaluarse en serio. De hecho, cuando alguno de sus chavales no es capaz ni de levantarse del banco de madera para irse a la ducha les ofrece las mejores palabras de reconocimiento y las más encendidas alabanzas: "no sé cuántos futbolistas de primera estaré formando, pero sé contar el número de personas que tengo a mi cargo".

Tras la comida, al entrar en la sala de materiales he recordado a mi amigo Paco y me he detenido unos instantes para hacer una breve oración de alabanza a Dios por nuestros chicos.

Lejos de poder levantarse del banco de madera, el suelo se ha convertido en improvisada sala de recuperación. Tanto que el primer impacto sugería la posibilidad de una explosión atómica que hubiera dejado en tal estado de derrumbe al personal. Un caos informe de rincones hiper aprovechados y de posturas imposible para ocupar el último resquicio de suelo. Tanto que han dado lugar a históricas imágenes como las que compartimos con vosotros.

Mi amigo Paco les premiaría doblemente. Primero por haber entregado la vida, segundo porque sabría valorar que hay mucho más en juego cuando se trata de ofrecer un mundo desconocido a niños golpeados prematuramente por la vida, que en el movimiento de una pelota de cuero en los márgenes de las líneas de cal.

La energía solo se transforma. La que a ellos les falta es ahora sonrisa en los niños, relajación en sus rostros por saberse protegidos y miradas que a veces parecen estrenarse para expresar la gratitud por el amor que se está sintiendo.

Casi todo lo han hecho bien. El resto lo aprenderán con el tiempo. Entretanto, son testimonio de que "no hay mayor amor que dar la vida por los amigos".

Son las 16.28. Bastan un par de avisos y frases cariñosas para animarlos. Están agotados pero se levantan. Es sobrecogedor. 16.35. Cinco minutos de retraso más que justificados. Los niños vuelven al juego.

Sois admirables.







La gramática del borde de la piscina

He de reconocer que escribo sobrecogido por la belleza de detalles que son regalos incrustados en estos días. Hoy quiero contaros uno de ellos surgido en un baño cualquiera de piscina.

En mis dieciséis y diecisiete, me consta que en los actuales también, la gramática de piscinas, institutos y lugares públicos era la de la burla y la risa a costa de otros, en un ejercicio transmitido de generación en generación sin ejercicio de responsabilidad sobre el daño que muchos llevaron en distintas intensidades por haber sido objeto del daño a pagar por la risa de grupos con poco talento y creatividad.

Me consta, por mis amigos psicólogos, que es fuente de no pocas heridas y complejos que implican mucho tiempo de trabajo y rehabilitación, reconociendo además, que es este es poco precio frente al dolor acumulado y sordo.

He llegado a la piscina a media tarde. En uno de los laterales, previa supervisión del socorrista y tomadas las oportunas medidas de seguridad, algunos de nuestros jóvenes hacían saltos dando la voltereta sobre sí mismos antes de entrar en el agua. Mortales, en un nombre pretencioso a tenor del riesgo que implica: un ejercicio bastante sencillo cuyo único riesgo es hacer un sonoro ridículo.

Los jóvenes eran habilidosos y concitaban atracción. Pero su gramática era otra.

Durante un rato largo he observado la invitación a otros de que se animaran en el intento tras oportunas indicaciones sobre el lugar donde dar el salto, la correcta posición de brazos y piernas....

Lejos que aprovechar su capacidad como ocasión de exhibicionismo han celebrado cada mejora, aplaudido cada ensayo exitoso y han derramado especial pasión con los ensayos errados.

Su éxito no era el aplauso sino compartir las sensaciones con quienes no las han experimentado, alegrarse con ellos, celebrar ser uno más en el juego compartido, ver un miedo superado. Por instantes, entre salto y salto, han sido capaces de crear un espacio precioso, de risa compartida, de aceptación y respaldo, de encuentro y crecimiento al que se han sumado muchos que se habrían retraído ante el riesgo de sufrir el daño de la burla.

Minutos para saborear la fuerza de espacios inundados de confianza y refuerzo positivo frente al agresivo ambiente que en tantas ocasiones somos capaces de generar.

Me llevo estos instantes en el corazón para ponerlos como horizonte de los espacios a los que está llamada toda parroquia para cumplir con el horizonte de su etimología: el lugar donde todo forastero puede sentirse como en casa.

Y, en la oración de esta tarde, doy inmensas gracias por la esperanza de que jóvenes hayan mostrado las posibilidades de una gramática alternativa a la que tantos daños innecesarios generó. Y por el testimonio de personas tan talentosas como generosas en la entrega. Me generáis más admiración por el rato inolvidable creado que por la grandeza de vuestros saltos. Gracias sinceras por vuestra gramática. ¡Cuánta falta nos hace!

Pd. Entre sus logros, que incluso el cura fuera capaz de hacer un salto medianamente aceptable.

Campo de Trabajo. Noche final de éxitos

Disculpas anticipadas por el silencio estos días.

Es sinónimo de muchísimo trabajo, no tanto de incidencias relevantes.

Hoy seguimos en el Molinillo, tras muchos días de trabajo intenso y bonito que han dado lugar a muchas experiencias que pondremos por escrito en estos días, para prolongar una experiencia tan estupenda como esta.

Mañana regresaremos a Tres Cantos y os informaremos de la hora de vuelta.

Todos contentos, animados y con muchos motivos por los que dar gracias a Dios

viernes, 1 de julio de 2016

Tenemos mucha suerte

El autobús nos ha dejado en el Puerto del León. Crema, gorra, últimas instrucciones y foto de familia.
Tras el objetivo, la sensación de haber hecho ya esa foto. Fue hace tres años. Y solo dos repiten, ahora como monitores.
Aquellos serán monitores en Barco, irán a Melilla o cuidarán de su bebé.
Siguen en nuestra comunidad pero han dado paso.
Han cambiado muchas cosas en tres años pero permanecen las montañas, el deseo de ayudar a crecer a los chicos y permanece la experiencia de Dios que nos impulsa.
Mucha suerte.

miércoles, 8 de julio de 2015

Proyectos eutópicos

Ya explicamos hace tiempo la distancia entre utopía y eutopía.
La primera es el arma de los cobardes para justificar su conservadurismo plácido y su reclamo de que el resto permanezca en un sosegado inmovilismo que ratifique su presunta seguridad.
La segunda es el sendero de los arrojados, de los que no tienen nada que perder y de los que están entrenados en el logro y saben de los esfuerzos que eso supone, sin que el precio a pagar oculte el tesoro que el horizonte soñado encierra.
Linares es eutópico. Los que han pasado por aquí recordarán lo que se hacía llamar comedor: una improvisada cocina con fogones de paellero, una estantería metálica desmontable con pretensiones de merecer el nombre de despensa y un patio multiusos presto a servir de lavadero de frutas, de mesa de troceado o de envasadora de bocadillos. Y mucha ilusión, eso sí, mucha ilusión.
No había espacio para más, a riesgo de que la parte del edificio en ruinas fuera más tormento que beneficio.
En cuatro años hay cosas que han cambiado. Incluso en tiempo de crisis. Y este es el aspecto de lo que hoy hereda el nombre de comedor.

Está construido ladrillo a ladrillo. Pieza a pieza, baldosín a baldosín. Como metáfora de cientos de esfuerzos anónimos: donativos, campañas, voluntarios...
Esta eutopía lleva también nombres conocidos por nosotros, escondidos tras personajes de teatro, cantantes de discos, matrimonios que quisieron que sus bodas de plata fueran regalo compartido del amor que sienten con los empobrecidos.

No están ni mucho menos todos. Ni falta que hacen. Solo por un instante estos baldosines abandonaron el anonimato. Porque se hizo para la mirada de Dios y no la humana.
Una simple balleta servirá para devolver estos baldosines al estado que les corredsponde: el anonimato discreto que construye un hogar para los que no tienen techo.
Pero, cuando paséis por Linares, buscad el ladrillo que lleva anónimo vuestro nombre, como actor de teatro, como miembro de sensibilización, como donante o cantante.
Y, cerrando los ojos no olvidéis que aquél esfuerzo es hoy hogar.
Y, sobretodo, no os dejéis atrapar por la carcoma que insiste en invitarnos a aceptar que la realidad no puede ser transformada.

lunes, 6 de julio de 2015

Somos de Santa María, en Tres Cantos

Por las tardes, ponemos palabra a lo vivido. Revelamos experiencias
Intensas que han quedado grabadas. Las ponemos por escrito en el cuaderno que nos hocieron los chicos de la cárcel.
Y yo aprovecho para escribiros y compartir la oración.
De los muchos oficios que debe experimentar alguna vez un cura, parece ser que uno de ellos es el de taxista.
Hoy comenzamos jornada a las 9.30 para finalizarla a las 14.30 tras unas 20 carreras, que creo que se llAma así. Es posible, incluso, que la mañana se me haya "dado mejor" que a mis amigos Paco e Ignacio, taxistas avezados. 137 km por Linares y pocas propinas.
Somos muchos. 60 voluntarios. 25 en las colonias urbanas. El resto, divididos en grupos a los que hay que llevar y traer a 3 geriátricos, un centro de discapacidad y para la tarde, quedan los enfermos de dos parroquias, el comedor social y el ropero.
Así que el taxi se convierte en servicio para que más de 200 personas disfruten de nuestra presencia
Y llaman la atención. Ayer por la fila interminable de jóvenes caminode la heladería.
Hoy por su alegría en el encuentro con estas personas.
De modo que han suscitado preguntas: "quiénes sois?", "porqué estáis aquí?", "?voluntarios?"
"sí, de Santa María en Tres Cantos".
Os escribo desde el último banco de la Iglesia. En un silencio sobrecogedor. Con 60 jóvenes buscando su rincón para volcar en el cuaderno el paso de Dios por la experiencia de la mañana.
Aqui también llaman la atención.
Os dejo. Quiero disfrutar este espectáculo. Y, en breve, hay que volver a sacar el taxi.


domingo, 5 de julio de 2015

Elogio del emprendedor

Los salones de la parroquia de Santa Bárbara están muy arreglados, pintaditos y coquetos.
Una de las salas aspira a ser la noble, la de referencia. En absoluto por la calidad de su mobiliario, que es respetuosamente austero, sino por los recuerdos que encierra.
Fotos que esbozan una mínina autobiografía.
Y, entre ellas, una especial.

Tiene ya cuatro años. Y da cuenta de una visita de un obispo con motivo de una experiencia de campo de trabajo con niños marginados y unos jóvenes venido de un lugar que parece llamarse Tres Cantos.
Hace ya cuatro años de aquello. Tantos como ediciones de esta actividad. 
En la foto algunos que continuamos. La mayoría no. Pero es alegría saber que algunos de ellos leerán el post mientras preparan campamentos. O mientras afilan las botas para Santiago.
En cuatro años han cambiado muchas cosas. Pero otras permanecen.
Es un regalo saber que aquellos son ahora referencia de otros.
Bea, Melissa, Yaros, Laura, Miguel, Celia, Belén, Alex, Carlos, Juancar, Gaby, Inés, Andrea, Teresa, Celia...
Hoy estáis en nuestra oración de acción de gracias. Y todos los días en el salón donde la Parroquia De Santa Bárbara rinde homenaje a los momentos en los que Dios pasó por su historia.